Hombres ¿por qué si?… o por qué ¿no?
Marina se acercó emocionada a Pablo en cuanto sonaron los primeros acordes musicales. “Vamos, baila conmigo” Pero recibió la misma respuesta que llevaba escuchando durante los últimos dos años: “Yo no tengo ritmo” “Tengo el mismo ritmo de un somier”
Pero Marina no se daba por vencida e insistió “¿bromeas?… tú tienes tu propio ritmo; tal vez no sepas ir al compás, pero sí que tienes ritmo”
En esta ocasión Pablo decidió intentarlo. Cogió a Marina con suavidad, cerró los ojos y empezó a moverse. Al principio con pasos torpes y desacompasados, pero según iban pasando los segundos empezó a escuchar la música y a moverse automáticamente con mayor fluidez.
De repente la música paró. Abrió los ojos. Marina tenía una expresión en su rostro que jamás había visto. Le miraba con admiración, desde el fondo de su corazón, agradecida por esos escasos tres minutos en los que había conseguido conectar con Pablo como jamás habría imaginado.
Evidentemente había muchos otros chicos que bailaban mucho mejor que Pablo. Pero Pablo había sido capaz de cerrar los ojos, centrarse en la música y transmitir ese sentimiento que sólo la música despierta.
Unos meses después Pablo se había convertido en un buen bailarín. A base de practicar había conseguido mover su cuerpo de forma armónica y había conseguido desarrollar su oído musical. Llegó a la conclusión que aprender a bailar es como aprender a caminar. Al principio parece difícil, y te caes en muchas ocasiones. Pero una vez aprendes se convierte en algo voluntario.
Ahora Pablo le insiste a todos los hombres a los que les gusta la música, a los que dicen que sólo saben bailar de manera independiente, que el ritmo es una habilidad que se puede aprender: “antes o después, si quieres, lo conseguirás”.
La mayor parte de la música de todo el mundo está construida a través de bloques muy similares que tienen la función principal de unir a las personas. Si añadimos que el baile es un valor de nuestra cultura que provoca goce y placer … Entonces, hombre ¿porqué no vas a bailar?
